CRISIS
DE LA UNIÓN EUROPEA, SOBERANÍA Y NUEVO ORDEN MUNDIAL.
Trabajo
final Sistema político y teoría del Estado.
Violeta
Rosas Rosas
Por globalización se entiende el
proceso mediante el cual se ha ido instaurando prácticamente en todo el mundo
un mismo sistema, fundamentalmente económico, pero también político y
sociocultural basado en la inmediatez de las relaciones y de las transacciones
económicas. En este nuevo orden mundial, el organismo que marca las normas y
dirige cualquier acontecimiento a lo largo de todo el planeta no es otro sino
el mercado y su alcance se puede considerar planetario. Como resultado del
proceso, sin duda impulsado por las nuevas tecnologías de la información,
se ha creado lo que algunos han llamado sociedad-red. De esta forma, y como
consecuencia clave, también como motor principal, las economías
mundiales se han vuelto interdependientes entre ellas — cuestión que
marca las nuevas relaciones entre los Estados y la sociedad.
Este mismo proceso de globalización permitió que 27 países se
unieran en torno a una moneda única, el Euro, y alcanzaran un proceso inédito
en la conformación del sistema de naciones, que se agrupan pero no constituyen
un Estado, sino una unión de Estados, proyectados hacia “un bien común”. Se
conformó entonces, un actor político que
opera sin constitución, que tiene un parlamento con funciones consultivas pero
no legislativas.
Hoy este Entre supraestatal, esta en crisis, José A. Estévez Araujo en el texto “De la maldad europea y la
soberanía popular” explica que “La implantación de un mercado único se realizó
partiendo de realidades económicas muy diversas. Los puntos de partida de los
países eran muy distintos en lo relativo a niveles de renta y riqueza, niveles
salariales, dotaciones de infraestructuras, etc… el proceso que se puso en
marcha con la implantación del mercado único tendió a agudizar esas diferencias
y a generar una dinámica de competencia entre Estados, regiones, empresas y
trabajadores para obtener mejores posiciones”
Las causas políticas, económicas y sociales de la crisis son
diversas. Pero una de las más preponderantes es la dificultad que tienen los entes
Europeos creados a partir de los tratados establecidos en la UE para poner
orden, toda vez que cada Estado que lo conforma es soberano y posee un
legislación distinta, en muchos casos ni siquiera en concordancia con lo
expuesto en las clausulas de los acuerdos ya suscritos.
Atrás quedó la conformación de Estado clásico planteada por los
catedráticos Thomas Hobbes y Jean Bodin, cada uno en su respectivas épocas. Teorías
que en su oportunidad lograron que existiera un orden que antes no se había
planteado.
Si nos remitimos a la Edad Media el príncipe era
considerado el soberano ya que sus súbditos no podían apelar a una autoridad más
alta. Es hasta el siglo XVI cuando se construye sistemáticamente el concepto de
soberanía como fruto de las luchas sostenidas por el rey francés contra el
imperio, la Iglesia y los señores feudales; este nacimiento del
Estado soberano ocurrió a finales de la alta Edad Media. En efecto, la
presencia del Estado moderno dió nacimiento a una concepción nueva de ese poder,
la cual surge con Jean Bodin en “Los 6 libros de la República”. Bodino, para
designar ese fenómeno, dice: "La soberanía es el poder absoluto y perpetuo
de una República". Por absoluto entendió la potestad de dictar y derogar
las leyes, dejando claro que los príncipes están sujetos a las leyes
comunes de todos los pueblos. El príncipe tiene el poder de dictar
leyes civiles, nunca las divinas. Entendió por perpetuo, el poder irrevocable,
el poder por tiempo ilimitado.
Es claro que en la doctrina de Bodino no se piensa del
soberano como un ente irresponsable, desligado de cualquier norma y arbitrario,
sino en un príncipe que esté sujeto al Derecho, no sólo al que él hace, sino
también a la ley divina, al derecho Natural, y a las leyes
fundamentales del reino.Así, entonces, para Bodino, los fenómenos de soberanía
y el poder de hacer la ley son análogos y resultan además, inherentes a una persona;
el príncipe. Pero, el soberano es quien efectivamente gobierna, ya sea el
príncipe, un grupo o el pueblo. Se afirma que Bodino fue el primero
en aceptar que ya había una nota esencial nueva en la organización política:
la idea de la supremacía del gobierno nacional o central sobre el sistema descentralizado
feudal de la Edad Media; el criterio de que debe haber una única fuente de toda
ley.
La importancia de la teoría de Bodino radica en que ésta
debe considerarse como aquél primer paso en la dirección de la
autoridad central o nacional, trayendo el orden al caos medieval "La
soberanía, en él, es la fuerza de cohesión, de unión de la comunidad política,
sin la cual ésta se dislocaría".
Tres cuartos de siglo más tarde en el Leviathan,
Thomas Hobbes, escribe enfáticamente que el poder soberano debe ser tan grande
como los hombres se lo imaginen. Y fue así como se extrajo el concepto de
soberanía del campo de la teoría jurídica para introducirlo en la ciencia política.
Hobbes sostiene que “El fin del Estado es la seguridad” el fin es la paz y la defensa común. Pero
bajo un esquema en el que una persona concentra todo el poder otorgado por los súbditos,
explica “es conferir todo su poder y
fortaleza a un hombre o a una asamblea de hombres, todos los cuales, por
pluralidad de votos, puedan reducir sus voluntades a la voluntad”
Las 2 tesis hasta ahora examinadas tienen algo en
común: estudian la soberanía desde el punto de vista interno del Estado, sin
tomar en cuenta el derecho internacional. Esto se debe a que la doctrina de la
soberanía fue desarrollada en su mayor parte por teóricos políticos que no
estaban interesados en las relaciones entre los Estados. De tal suerte que
aparece claro y deducible por qué la idea de la soberanía, tal como se expone,
no puede encontrar un lugar adecuado entre las concepciones del derecho
internacional de hoy en día.
En el mes de Junio, La canciller alemana, Angela Merkel, reiteró su opinión de que los miembros de la
UE deberían estar dispuestos a ceder parte de su soberanía a la Comisión
Europea, aunque apuntó que todo cambio necesitará tiempo, y enfatizó "Hay
pasos hacia la integración que exigirán cambios en los tratados. No hemos
llegado aún a esa fase, pero no hay tabúes". Merkel, en esa oportunidad también defendió
la necesidad de "más Europa", incluso cuando pueda significar dotar
de más competencias a Bruselas.
Es precisamente este el conflicto que se plantea, las Naciones que conforman la Unión Europea,
en especial los países en crisis, que han visto comprometida su soberanía por
la intervención económica, que se traduce en exigencias que trastocan el orden
político y social de los pueblos.
Evidentemente estamos en un nuevo orden mundial, que ha
puesto en el tapete el papel de los gobiernos, la democracia y la autonomía.
Todo parece indicar que para salir de la crisis o solventar los problemas de
cada nación hace falta perder cada vez más soberanía, comprometida en los tratados
y acuerdos económicos.
La economía China resulta una variable de
imprescindible consideración. Los índices de comercio con Alemania y
la ayuda brindada a la UE, evidencian un mayor protagonismo internacional, que
ya no se resume a inversiones en los nichos encontrados en África y Latinoamérica.
La necesaria estabilidad del Euro en el sistema económico, financiero y
comercial mundial depende también del rol que desempeñe China. Siendo este país
el mayor acreedor de los EE.UU. y los crecientes préstamos que concede a la UE,
lo consolidan como un actor de imprescindible valoración, sin importar el
sistema de gobierno que impere dentro de la nación.
En la Cumbre del Euro, se reafirmaba la importancia de la moneda para
el proyecto de paz, estabilidad y prosperidad de la UE. Sobre la actual
situación, el economista George Soros advirtió en el Foro Económico
Mundial en Davos en enero pasado que " la manera de escapar de la crisis
no debe basarse sólo en obligar a los países con problemas a una estricta disciplina presupuestaria.
Necesitan además un estímulo para evitar el espiral deflacionario." Fue enfático al asegurar
que Alemania podría destruir a la Unión Europa con las medidas fiscales que
impulsa.
Los problemas que enfrentan el euro y el dólar como divisas internacionales,
la consolidación de China como principal acreedor de EE.UU. y la posición de
Francia en la cumbre del G20 sobre el dólar, son suficientes alarmas como para
no descartar una reforma del Sistema Monetarios Internacional, que considere la
solvencia de China y de otras naciones emergentes. La posición de ese país ante
la crisis de la UE, fue aclarada por Wen Jiabao, Jefe de Gobierno chino, quien expresó que "China está preparada
para ser una parte importante en la resolución de la deuda soberana
europea".
El hecho de que Angela Merkel haya requerido a China para
lograr préstamos es otra muestra de la imposibilidad de la
unipolaridad y de la crisis hegemónica de las potencias occidentales, que
anuncia posibles cambios en el futuro del Sistema Monetario Internacional,
donde pudiera coexistir el dólar, el euro y, tal vez, el yuan.
La crisis refleja la ineficiencia de un sistema económico
que padece de excesivas desregulaciones del sistema financiero y las
falacias del supuesto liberalismo económico. La crisis, como en otros
momentos ha denotado la importancia estratégica del Estado. La debilidad del
Estado de Bienestar y de
elementos cruciales como la seguridad de los ciudadanos y la estabilidad
económica y financiera han vuelto a poner como actor protagónico al Estado como
ente regulador.
Una de las tesis que se sigue con los mecanismos de
nueva gobernanza económica es la relacionada con la necesidad de subsanar los
problemas en el proceso de construcción de la Unión Europea,
y para ello se plantean varios escenarios, donde las expresiones más
catastróficas pudieran ser el "derrumbe" del euro o la salida de
Grecia de la UE. Sin embargo, al considerar el costo que tendría una
vuelta al pasado, realmente parece poco probable esta solución, además del
impacto político que pudiera ocasionar esta medida, no sólo al interior de los
países sino también para la UE.
En estos tiempos de tanta incertidumbre, donde las potencias
tradicionales muestran su talón de Aquiles y las emergentes dan visos de fuerza,
el abandono de la democracia y el menosprecio al papel de los Estados en las
proyecciones domésticas y exteriores de los pueblos, resulta más que pertinente
oportuno.
Quizás el gran reto pendiente en la UE, sería indagar cómo
conservar dentro de esta gran crisis, los intereses democráticos y la búsqueda
de un consenso que preserve la autodeterminación y la independencia de
los países.
BIBLIOGRAFÍA
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