Los líderes de las naciones europeas se reunieron esta
semana en Bruselas para buscar
soluciones a la profunda crisis que viven en la actualidad.
La Unión Europea surgió por el deseo que tenían estas
naciones de competir económicamente con las grandes potencias, y con la
finalidad de generar “un bien común”.
Diecinueve años después la realidad es otra, pues las cuentas están en saldo rojo, en el texto “De la
maldad europea y la soberanía popular” José A. Estévez Araujo, explica claramente, algunas de las razones
“La implantación de un mercado único se realizó partiendo de realidades
económicas muy diversas. Los puntos de partida de los países eran muy distintos
en lo relativo a niveles de renta y riqueza, niveles salariales, dotaciones de
infraestructuras, etc...el proceso que se puso en marcha con la implantación del
mercado único tendió a agudizar esas diferencias y a generar una dinámica de
competencia entre Estados, regiones, empresas y trabajadores para obtener
mejores posiciones”
Una tesis interesante que vale la pena destacar en estos
momentos: la desigualdad plateada en el proceso de constitución, que
hizo imposible el desarrollo por igual de naciones con diferentes
características económicas, bajo los mismos preceptos.
Como ya sabemos, la realidad actual de algunas naciones es
dramática. Grecia vive su 5ta huelga general, mientras Portugal y España convocan
una para el próximo 14 de noviembre. En el caso griego y español la tasa de
paro de la población activa casi llega al 25%. Analistas internacionales
afirman que Europa tendrá huelgas y manifestaciones para rato, si no se genera
confianza en las poblaciones de los países más afectados.
Hoy, mas que nunca, se observa a una Unión Europea divorciada
de los problemas de los ciudadanos y cada vez mas alejada de su órbita Tal es
el deseo de arreglar lo que se hizo mal en lo económico, y de dar respuesta al
mundo entero, que me atrevería a decir que los Estados miembros se han olvidado
de los problemas puertas adentro, o peor aún, han sobrepuesto dar respuesta a
los mercados antes que a sus habitantes.
Esto se traduce claramente en una separación total de lo económico y lo
social, y en perdida de soberanía.
Estos pueblos que en definitiva son los más afectados, son
precisamente los que tienen el máximo poder,
el poder constituyente, básico para la constitución de un proceso democrático, aquel del que se han olvidado
los entendidos de esta asociación de países europeos.
En el texto de Estévez Araujo se expone que “.precisamente,
el problema que se plantea en torno a la titularidad del poder constituyente en
el proceso de constitución europea es si ha tenido lugar una transferencia de
dicho poder constituyente desde los pueblos a los parlamentos de los Estados
miembros o incluso a los órganos europeos”
Estoy de acuerdo en que este "vacío de legislación
política" que se dejo en la creación de la Unión Europea, solo preocupada por el
sector económico, ha traído consecuencias nefastas para todos los países que lo
integran, pero por supuesto que más para los afectados en la actualidad.
El artículo plantea que se abra un proceso constituyente de
carácter explícito en el que los ciudadanos europeos puedan debatir y decidir
acerca de sus instituciones y sus derechos. En mi opinión nada más democrático, pero existe la duda ¿hay disposición de los Estados para esto? Es un proceso largo y complejo, hay que crear un fundamento para un sistema político, económico y social que se adapte a
la realidad y al modelo inédito de soberanía implantado en la Unión Europea. Han transcurrido muchos años y no se ha hecho, ¿será esta crisis el impulso que se necesita?
La sociedad necesita tener confianza y mientras en Bruselas buscan soluciones dentro de la
zona euro, el entramado sigue siendo el mismo. Protestas y descontento en las
sociedades afectadas por la crisis
económica, que a su vez genera crisis de soberanía. Las soluciones son lentas y los problemas crecen aceleradamente.
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