La Administración
pública es el factor que va a definir el desarrollo de todas las actividades importantes de
la vida, como la educación, la sanidad,
el empleo, el entretenimiento, la enseñanza, por ello su actuación es de sumo interés social y por consiguiente esta en constante evaluación
por parte de los ciudadanos, de su correcto desempeño depende la estabilidad,
democracia y nivel de bienestar de la sociedad.
El debate de la gestión pública o privada no es nuevo. Se viene dando desde que los estados
del bienestar entraron en crisis, producto de la deficiencia en la prestación
de los servicios públicos por parte de los gobiernos. Muchos aspectos de la
administración pública han sido criticados: la corrupción, la burocracia y el clientelismo se han enquistado
en los sistemas estatales impidiéndoles avanzar y originando un sistema poco
transparente y deficiente. La poca capacidad de algunas administraciones para
renovarse y ser factores de cambio a la par de la sociedad ha generado la
implementación de políticas públicas que no están acorde con la realidad de la
población y por consiguiente resultan escasas o no acordes a las necesidades de la población. Lo que en
consecuencia ha creado una percepción en la mayoría de que la gestión
privada es más eficiente.
La administración privada
resulta más eficiente, entre otras cosas, porque no depende de la cantidad de leyes y normas que tiene la administración pública. Además posee la capacidad de renovarse y
modernizarse constantemente. Tiene un modelo gerencial que le permite mayor
flexibilidad en la toma de decisiones. Y es un sector autónomo, que está en
constante competencia.Una de sus características principales es que
presta servicios con un interés económico por lo que está obligado a dar una
respuesta efectiva a quien pague por él y el recurso humano está altamente
calificado para atender al cliente.
Pero, el problema no radica
en escoger que modelo se aplica mejor (directo – indirecto o mixto) para la satisfacción de la ciudadanía pues
cada uno tiene sus fortalezas, el sistema público por ejemplo posee un interés social
y político del que carece el sistema privado, siendo este más eficiente pero al
mismo tiempo más costoso para la población. En mi
opinión se trata de prestar un servicio de calidad y mientras las administraciones
públicas no sean capaces de renovarse, esto no sucederá. Lo correcto es que se
apliquen las medidas necesarias para la transformación como lo hicieron
exitosamente algunos países aplicando los parámetros del New management.
El sistema público
internacional ha estado en búsqueda de
mejorar los obstáculos que le impiden prestar un mejor servicio y por ello se creó el modelo de “La Nueva
Gestión Pública (NGP)” que toma algunos
de los procedimientos del sistema empresarial para implementarlo en el público.
Este sistema ha sido aplicado con éxito en
países anglosajones como Canadá o Reino Unido que
reestructuraron sus administraciones y en la actualidad gozan de un
sistema modelo del cual se benefician los ciudadanos y se ve reflejado en los
niveles de satisfacción de los habitantes para desarrollar sus vidas y por
consiguiente en el desarrollo del país.
La gestión pública del
siglo XXI para que sea eficiente debe encaminarse hacia el formato planteado de
nueva administración que surgió en los años 80. Basado en el concepto de las tres “E” economía,
eficiencia y eficacia, en la organizaciones gubernamentales. Acortando
diferencias entre la manera de actuar
del sistema público y el sistema privado en cuanto al personal, gestión y
remuneración. Además simplificando los
procedimientos y las normas de actuación
para garantizar un servicio con una respuesta más rápida al ciudadano, basándose
en la gestión por objetivos. La descentralización es un factor clave en la NGP,
dándoles más poder a los gobiernos locales que en definitiva son los que están más
cerca del ciudadano.
Podríamos resumir que
la nueva gestión pública persigue la creación de una administración eficiente y
eficaz, es decir, una administración que satisfaga las necesidades reales de
los ciudadanos al menor coste posible, favoreciendo para ello la introducción
de mecanismos de competencia que permitan la elección de los usuarios y a su
vez promuevan el desarrollo de servicios de mayor calidad. Todo ello rodeado de
sistemas de control que otorguen una plena transparencia de los procesos, planes
y resultados, para que por un lado, perfeccionen el sistema de elección, y, por
otro, favorezcan la participación ciudadana. (García, 2007)
La implementación de
este nuevo modelo de administración implica no sólo un proceso de reingeniería institucional, entendido como la modificación de las normas que delimitan las
actuaciones de los funcionarios y organizaciones públicas, sino además una
profunda transformación de los patrones de comportamiento que rigen las
relaciones entre los agentes del sector público, y entre éstos y el sector
privado. Tales dinámicas de cambio suelen generar resistencias entre diversos
agentes que pueden ver comprometidos sus nichos de poder en el Estado, por lo
que la aplicación de la NGP requiere un enfoque holístico de gestión de cambio
que, a través de una serie de políticas de formación e incentivos, permita
transformar las estructuras, procesos y cultura que predominan en la gestión de
lo público (Navas, 2010)
Aunado a esto, la revolución que se dio con la implementación de NGP, se esta dando en este momento con las nuevas tecnologías en lo que se conoce como E- Democracia o el nuevo gobierno digital, los esfuerzos también parecen enfocados a modernizar las administraciones públicas en tecnología, para mejorar no solo la participación ciudadana, acortar los procesos y plazos, sino también para evolucionar en la rendición de cuentas y la evaluación de las políticas públicas, cuestión que viene a complementar el camino ya emprendido hacia la transparencia.
En conclusión Los
recursos públicos deben gestionarse en un marco de eficiencia y colaboración, entre
el sector público, el privado y la
sociedad civil. La Administración pública también debe despolitizarse, para
garantizar un correcto desempeño y mayor
transparencia, muchos países han intentado cambiar y aplicar los
fundamentos de NGP, pero no han podido lograr un correcto desempeño del sistema
por los altos niveles de politización y corrupción que aun existe en sus instituciones.
Bibliografía
García, I. M., 2007. La nueva gestión pública:
evolución y tendencias. En: S. G. d. P. y. Gastos, ed. Presupuesto y Gasto
Público. Salamanca: Instituto de Estudios Fiscales , pp. 37 - 64.
Navas, A., 2010.
La nueva gestión pública: una hrramienta para el cambio. Perspectiva, Volumen
23.
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