Los lobbies son grupos organizados que quieren influir en las
leyes para beneficiar al grupo que representan, es una actividad habitual y reconocida en el
mundo entero por las democracias modernas, regulada en algunas partes como en los Estados Unidos desde 1946
y recientemente en la Unión Europea (2008). Poner una normativa a la operatividad de estos
grupos se ha vuelto una necesidad para los Estados, ya que las negociaciones en
las que se involucran para intervenir o no en la aprobación de una ley afecta al
interés general.
Mucho se ha hablado de la presión
que ejercen los lobistas en los gobiernos, sobre todo en las decisiones que
tienen que ver con materia financiera, industria y comercio. Llegándose a ver como
grandes empresas moldean las políticas a
sus intereses, creándo una experiencia negativa en torno a esta actividad. Esto
sin duda, y algunos escándalos de sobornos y tráfico de influencias, han llevado a crear normas para su desenvolvimiento
y así lograr transparencia en la toma de
decisiones. Pero paradójicamente, también es su gran influencia y poder, la principal causa por las que muchos Estados aun no los
regulan.
En España el lobby es una
actividad totalmente normal, pero es un trabajo oculto que no está regulado, lo que si lugar a dudas, pone en entre dicho su transparencia, pues no se conoce su financiamiento, ni la cantidad de empresas o personas que operan e influyen en la aprobación o no de leyes. En Febrero de este año el
Presidente de Gobierno Mariano Rajoy durante el debate para la Reforma de la Nación,
ante el Congreso, pidió la regulación
parlamentaria de los lobbies “con medidas que clarifique cuáles son sus actividades y cuáles son sus límites”
Es claro que esta normativa debe
aprobarse rápidamente para evitar, el tráfico de influencias y el conflicto de
intereses. Se trata de darle carácter legal a una actividad que se desarrolla
diariamente en la clandestinidad y que es constantemente implementada por el 70% de las grandes corporaciones del
mundo. Pero que sin límites establecidos no aporta transparencia y
confiabilidad en la toma de decisiones públicas. Los lobbies son prácticas
asociadas a los más poderosos, quienes tiene los recursos para influir en los poderes públicos, por esta razón y por la invisibilidad con la que actúan, se tiene una matriz de opinión negativa en el país. Pero su practica no siempre esta asociada a interese particulares, de hecho, contrario a lo que se cree, su regulación no acarrearía su desaparición, sino por el
contrario les daría mayor credibilidad, sobre todo en épocas de cambios y de escándalos de
corrupción como las que vive España y dejaría en igual de condiciones a los menos poderosos, lo que resulta más sano
para el desarrollo de la democracia representativa.
Expertos en la materia indican
que cada vez habrá más práctica de grupos de interés, pues los ciudadanos han
entendido que no solo se puede hacer presión en épocas electorales o en manifestaciones
de calle, sino que hay que organizarse en torno a la política y crear vínculos más
estrechos para llevar articuladas las propuestas de la sociedad civil a los
parlamentos y al gobierno.
En mi opinión, Bruselas ha
regulado esta práctica desde hace apenas cinco años, motivado por los escándalos,
y a través de un tímido “Registro de Transparencia”, pues no es obligatorio, es
un registro voluntario, a diferencia del existente en otros países. En él se
establece aplicación, normas y un código de conducta (2011). De esta manera La Unión Europea le otorgó legitimidad al trabajo de los lobistas con dicho registro y así lo expone “Existen numerosas
organizaciones que han abierto una «oficina europea» en Bruselas con la
finalidad de ejercer actividades de representación. Estas actividades
consisten, por ejemplo, en hacer valer sus intereses y en influir en el proceso
de toma de decisiones de la UE”.
Y se tipifica que “El registro de
transparencia tiene la finalidad, por tanto, de registrar las organizaciones y
personas que ejercen estas actividades y encuadrarlas en un código de conducta
común. Esta medida favorece la transparencia y el respeto de la legislación y
la ética, con el fin de evitar, por ejemplo, presiones excesivas o un acceso
ilegítimo a la información y a los responsables de las decisiones políticas”
Si bien es cierto que esta
iniciativa fue un paso hacia adelante en materia de regulación, hay muchas
empresas que no han entrado y que continúan operando sin ofrecer cuentas al
respecto. La Corporate Europe
Observatory (CEO) acaba de renovar su informe del 2004 llamado “Lobby Planet”,
en el que realiza un tour por las principales empresas que desarrollan esta
actividad en Bruselas y se explica cómo es el conflicto de intereses en el
entramado del parlamento europeo. Según CEO existen en la actualidad entre
15.000 y 30.000 lobistas, contrario a lo que refleja el registro de
transparencia que solo tiene inscritos a unos 5570, empresas “Dos tercios
trabajan para intereses empresariales. La sociedad civil y los sindicatos
cuentan con muchos menos. Hace ya tiempo que el lobby empresarial en Bruselas
superó los mil millones de euros de facturación anual. Esto hace de la ciudad
el segundo centro mundial de poder del lobby, después de Washington DC” lo que
sin duda refleja una superioridad a la hora de llevar propuestas o influir con
respecto a la sociedad civil.
El código de conducta aprobado en
2011, luego de otro escándalo, destapado por periodistas del “Sunday Today” que
se infiltraron en Bruselas como lobistas, también se muestra insuficiente, para
la CEO “para prevenir de manera efectiva que los comisarios acepten trabajos de
lobistas y otros empleos que también impliquen conflictos de intereses”.
El clausulas establecidas para los lobistas versa que está prohibido "obtener información o decisiones de forma deshonesta o
recurriendo a una presión abusiva o a un comportamiento inadecuada" además “no
incitarán a los miembros de las instituciones de la Unión Europea, a los
funcionarios u otros agentes, a los asistentes ni a los becarios que trabajan
para dichos miembros a infringir las normas y las reglas de comportamiento que
les son aplicables”. Si bien es cierto que regula la ética con la que deben
actuar, es escaso y muy inexacto su contenido, considerando las prácticas irregulares que se
han descubierto.
Se espera que este año 2013, se
discuta nuevamente en el seno del Parlamento Europeo, la obligatoriedad o no
del registro de transparencia, y que se endurezcan las normativas en cuanto a
declaración de recursos con los que opera un lobista, además de una cláusula
para garantizar la confidencialidad. Países como España también parecen estar
encaminadas en la regulación, aunque con menos empuje, ya es la cuarta vez que se intenta discutir sin exito en el parlamento. Esta actividad ya tiene
normativas en países avanzados, con altos niveles de transparencia en la
gestión pública como Canadá, Francia, Reino Unido y el precursor Estados
Unidos.
BIBLIOGRAFÍA
Informe CEO, “Lobby Planet” http://corporateeurope.org/sites/default/files/lobby_planet_es.pdf
Registro de Transparencia y Código
conducta Unión Europea
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